Dedicó cuarenta años de su vida a la enseñanza. Nació en Casavieja, un pueblecito de Ávila, situado en el maravilloso valle del Tietar. Empezó a trabajar muy joven en distintos pueblos de la provincia, pero me voy a centrar en uno en especial, Mijares. En este pueblo estuvo once años. Enseguida conectó con sus gentes, os puedo decir que le adoraban no sólo los alumnos, sino todo el pueblo. Tenía ese algo especial que algunos maestros tienen. Enseñó a sus alumnos conocimientos, pero también valores. Ayudó a los menos jóvenes a buscar una salida dándoles clases por la tarde, de forma voluntaria. Los mayores le buscaban para que les arreglara sus papeles. Ayudó a constructores y albañiles, que eran casi analfabetos, para que nadie les engañara. Creó el primer equipo de fútbol, con sus alumnos, que había habido en el pueblo ( era maravilloso verles competir por los pueblos de la provincia acompañados por medio pueblo). Alguno de esos niños jugaron después en equipos de segunda. Inscribió a chicas y chicos en competiciones de atletismo provinciales, llegando a ganar, una alumna, en varias ocasiones. Animó y ayudó a los padres a constituir la primera Apa. Se implicó tanto en el pueblo que era uno más.
En ese pueblo hay mucha afición a la música y él se reunía con jóvenes para tocar la guitarra, otros tocaban la bandurria y otros el violín. En alguna boda se atrevía, con estos jóvenes, a tocar, mientra los demás bailaban. Hoy todos esos alumnos son personas maravillosas, buenos padres y madres, y sobre todo aprendieron de él que el conocimiento y la educación les haría libres. Algunos hicieron buenas carreras y otros se quedaron en el pueblo pero con sus trabajos y todos en general están bien situados. En el año 78 vino de vacaciones a Sevilla y quedó prendado de la ciudad y sus gentes. Decidió, junto con su familia ( mujer, tres hijos y suegra ), venirse a Sevilla. Nuestros hijos necesitaban un lugar donde estudiar y nos pareció el más apropiado de toda España. El pueblo le despidió a ritmo de sevillanas ( algo se muere en el alma cuando un amigo se va ) y con una preciosa placa que dice: A DON PEPE, POR LA GRAN LABOR DE UN MAESTRO.
A partir del 79 todos los años, en verano iba al pueblo dos o tres días y les puedo asegurar que era una delicia. Aparecían guitarras, bandurrias…, se hacía una gran cena, acompañados por las mujeres y después a tocar por las calles del pueblo. Las mujeres salían de sus casa , nos parábamos en distintas plazoletas y nos obsequiaban con rosquillas. Se corría la voz ¡Ha venido Don Pepe!. Así todos los años. Desgraciadamente el año pasado fue el último. Aterrizamos en Sevilla y el primer colegio que estuvo fue en San Ignacio ( allí hicieron sus hijos la EGB ). Pasó lo mismo que en Mijares. Daba matemáticas y física y química. Cuando llegó había un curso que nadie lo quería así que él se ofreció a ocuparse de esos alumnos. Hizo de un curso complicado en un curso muy bueno. los alumnos le querían. Había cierta complicidad entre ellos, les dio lo que necesitaban que no era nada más que confianza en ellos mismos para poder superar su falta de interés. Les llevó de excursión de fin de curso y esos alumnos le amaron para siempre. Siempre fue con sus clases de viaje de fin de curso. Participó en las Olimpiadas de Matemáticas y algunos años con muy buenos resultados. En este centro estuvo varios años. Sus clases eran participativas, los alumnos no dejaban de estar atentos. Daba las clases de matemáticas de tal forma que no necesitaba ni libro, pero los alumnos no se perdían nada de lo que decía, tomando apuntes.
Tuvo alumnos de todo tipo, unos con carencias que él subsanó y otros con más nivel que él lo aumentó ( nunca puso puertas al campo ). Enseñaba las matemáticas como si fuera un juego y con tanta claridad que cada alumno lo aprendía con facilidad. Tuvo un alumno superdotado y en la hora del recreo le hacía dificilísimos juegos matemáticos para aumentar aún más su nivel. Sus clases de química eran de lo más entretenidas. Había un estupendo laboratorio en el colegio, que sólo él usaba, y allí hacía con los niños los más variados experimentos, bases, sales, destilación….. ( parecía un profesor chiflado lleno de agujeros en camisas y pantalones, le tuve que comprar una bata blanca). Los alumnos salían del laboratorio entusiasmados. También sus clases de física eran especiales, hacía que los alumnos entendieran las leyes físicas a base de demostraciones prácticas. Cuando se fue del colegio se cerró prácticamente el laboratorio. Como era un gran comunicador pues era fácil comunicarse con él. Facilitó la vida de sus alumnos. siempre decía que para que hubiera buenos hombres y mujeres primero había que educar a los niños y que todo maestro que quisiera lo podía hacer. No sólo enseñó y educó a sus alumnos sino que influyó en ellos de una manera muy positiva, con su ejemplo de buena persona, su buen humor. Hubo alumnos con problemas familiares y ayudó a esas familias a salir del pozo donde se habían metido, especial una familia con el padre en la cárcel, por un pequeño motivo, y enseguida se puso en contacto con el director de la cárcel para que este señor, ya entrado en años, no tuviese problemas y cumpliera su pena de la mejor forma posible.
Había un alumno que en la práctica no tenía ni padre ni madre, que cuidaba de sus hermanos, que aunque daba algún problema, era bastante bueno con lo que tenía detrás, que le dijo un día: Don José que lástima que no sea usted mi padre. Ví el otro día a este niño ya mayor, nos abrazamos y me dijo que estaba bien. Como anécdota les contaré que hace unos años le paró la policía cuando iba en el coche, le pidió la documentación y no la llevaba. El policía le dijo : Usted es D. José y no le multo porque ha sido maestro de mi hermana y ella habla muy bien de usted y le quiere mucho. Hace un par de años se encontró a un antiguo alumno, ya mayorcito, y la dijo: Hola don José, se acuerda de mí- claro que me acuerdo, tú eres fulanito de tal ( no recuerdo el nombre). –Sabe que me hizo amar tanto las matemáticas que hoy estoy viviendo de eso. Trabajo como contable en una empresa y me va muy bien. Qué alegría me das– le contestó su Maestro y los dos se pusieron hablar de lo que hacían los antiguos compañeros. Qué satisfacción sintieron alumno y maestro. Por reducción de plantilla optó por irse a otro centro y dejar su plaza a una compañera que le interesaba quedarse (siempre decía que era bueno cambiar, que se cogían nuevas energías y que se renovaba). Dicho centro era Santa Clara. Pasó lo de siempre, sus alumnos empezaron a entusiasmarse con él. Encontró un maravilloso compañero con el cual hizo un equipo y entre los dos daban casi todas las clases. El nivel de las clases subió como la espuma. Los padres estaban encantados (no voy a repetir cómo eran sus clases), pero él las vivió con un espíritu renovado. Los padres cooperaban en todo. Hubo una relación especial y aunque algunos niños tenían problemas él los ayudó y les tranquilizó. En este centro como en los anteriores preparó cantidad de actividades complementarias: fábricas, visitas culturales, senderismo… también estos niños participaron en las Olimpiadas Matemáticas con excelentes resultados.
Durante estos años se licenció en Filosofía y Ciencias de la Educación. Qué años tan maravillosos pasó. Era el alumno mayor que había en su clase, incluso mayor que los profesores. Sacó la carrera sin dificultad y sus compañeros estaban encantados ya que contribuyó en las clases contando sus experiencias y como era ameno y divertido hasta los profesores le sacaban para que contara sus vivencias. Tenía tan buena relación con sus alumnos que cuando tuvieron que irse al instituto decidió marcharse con ellos y así llegó al instituto Turina. Todos los alumnos le siguieron, pudiendo irse muchos de ellos a la privada, decidieron los padres que siguieran con su estupendo Maestro. En el instituto no tuvo ni un sólo problema, tuvo además otro grupo y empezó la magia. Defendió a sus alumnos en momentos de incomprensión. Fue referente incluso para algunos de otros profesores que se preguntaban el por qué Pepe no tenía problemas. ¡Era tan sencillo para él conectar con los niños!. La respuesta era obvia: querer. Un día le visitó un Inspector para ver sus clases. El tema que tocaba era la gravedad. Pintó una manzana en el encerado y dio una clase magistral. Les puedo decir que el Inspector salió impresionado. Hizo un proyecto que envió al programa de la Consejería: Aulas viajeras y llevó a sus alumnos a recorrer Andalucía oriental totalmente gratis. En este viaje se integraron con un colegio de un pueblo de Córdoba y sus chicos aprendieron mucho de la vida y cultura de de estos chavales. Cuando sus alumnos estaban a punto de terminar el primer ciclo, le llamaron de la Delegación para preguntarle si quería hacerse cargo de un grupo de etnia gitana. Cómo ya sólo le quedaban dos años para jubilarse la respuesta era que sí. Las madres del Consejo Escolar le recriminaron al Director que por qué se había dejado ir a un profesor como Pepe y no le habían retenido en el instituto. Pepe se fue con los gitanos para experimentar otra forma de enseñanza, otra forma de ver las cosas, de meterse en su mundo. A los demás ya los había dejado encarrilados. Llega al colegio Hermanos Machado y sólo tiene que encargarse de alumnos gitanos para que se fueran integrando con los demás niños. Al principio iban pocos alumnos (ya saben que les cuesta), pero en pocos días su clase se llenó de alegres gitanillos que no querían estar nada más que con su Pepe. Aprendió el caló y les enseñó a leer y a escribir. Os podría contar centenares de anécdotas de lo más simpáticas pero se haría demasiado largo. Decía que fueron los años más felices de su vida profesional. Hizo con ellos actividades complementarias. Pedía sus becas, le compraba sus cartillas, ayudaba a las madres a rellenar papeles. Contó con la ayuda de una educadora social del Centro de Servicios Sociales con la que hizo un proyecto para alumnos de etnia gitana que ella presentó en la facultad y la dieron la máxima nota. Le invitaron a una boda gitana y lo pasó estupendamente. Se iba algunas tardes a jugar a las cartas con ellos,sus padres y abuelos al asentamiento y disfrutó mucho. cómo les gustaban mucho los coches lees tenía que dar una vuelta y alguna vez le acompañaron a comprar. En las fotos que tienen juntos llama la atención la forma tan amorosa como miran a su maestro. En la feria nos hemos encontrado con sus madres gritando :Er Pepe, allí está er Pepe, y me han llenado de claveles. Estuvo con ellos sólo dos años aunque les ha seguido viendo. A continuación les escribo resumido lo que sus compañeros le
escribieron el día de su jubilación:
*Has permanecido poco tiempo con nosotros pero no has pasado desapercibido para el Claustro. *Han bastado estos cursos para transmitirnos tu sentido del humor, tu saber estar, tu porte elegante. * Y además, y esto es lo más destacable, has conseguido dos objetivos, que ni soñando, hubiera logrado Juan de Dios Ramírez Heredia:
1.- Que los alumnos de raza gitana no pudieran pasar si tí ¿Quién no ha oído las angustiadas preguntas?: ¿Dónde está «el Pepe»? ¿Ha venío el Pepe? pronunciadas por algún gitanillo.
2.-El segundo objetivo logrado, es, que has elevado tanto el caché de tu puesto de trabajo, que al quedar vacante el mismo, medio Claustro se lo ande disputando. Les puedo decir que a partir de su marcha, muchos de esos maravillosos gitanillos, no han vuelto. Así terminó,este maravilloso Maestro, su vida profesional. Todos sabemos lo que quiere decir Maestro, pero él fue mucho más, tenía un don que sólo algunas personas lo tienen, era un artista en su profesión y voy a terminar con algunas metáforas que se utilizan en las distintas Artes:
* Lidió a sus alumnos con temple, arte y mucho, mucho cariño.
* Esculpió a sus alumnos dándoles , a cada uno, la forma que necesitaban.
* Construyó en sus mentes el edificio seguro y bello para se buenos hombres y mujeres.
* Inundó sus clases de colores y atractivas sinfonías para llenar sus corazones.
Yo tuve la suerte de convivir con él casi 37 años. Fue, además, un maravilloso marido y padre siempre fue nuestro apoyo, energía y fuente de inspiración, nos hizo la vida muy fácil, a su lado no había problemas. Fuimos realmente felices todos los días de nuestra vida en común, nuestros temas de conversación eran el colegio, temas didácticos y nuestros hijos, además de todos los proyectos que ahora se han truncado. Amó a sus hijos, les ayudó, les aconsejó, creó en ellos una mente matemática, siempre utilizó un método con ellos y sus alumnos y es que les hacía razonar, inculcó en cada uno un espírito crítico y libre, ha hecho de ellos personas maravillosas. Para sus hijos él fue un regalo del cielo. Le quieren, siempre hubo cierta complicidad ente ellos y como sabía de todo pues siempre acudían a él. Sirvió de referente para su familia y todo el que lo conoció. No pasó desapercibido para nadie porque era sereno, conciliador, inteligente, humilde, simpático, conectaba con la gente, con un gran sentido del humor…
Fue hijo del pueblo y tenía siempre una palabra amable y una sonrisa para todo el mundo. Allí en su pueblo, cuando le llevé a enterrar, se llenó de multitud de gentes que venían de muchos pueblos del valle, todos desolados por su fallecimiento ( el Ayuntamiento de Mijares le mandó una corona). Aquí, en la misa que se celebró por su alma, también se llenó de gente que le quería y me acompañaron mis maravillosos compañeros, mis cariñosas Paqui y Vane y mi ex alumno Francisco, padre de una alumna del cole. Muchos alumnos me están llamando ya que no se enteraron Mi marido me hizo amar la docencia, me inculcó la pasión por la enseñanza, me enseñó todo lo que sé y dedicaré mi vida a seguir con su obra. Les puedo asegurar, queridos padres y madres, que cualquiera de ustedes querrían un Maestro como José Fuentes para sus hijos.